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Impacto económico global de la inteligencia artificial: horizonte 2040

La inteligencia artificial (IA) se ha consolidado como uno de los principales motores de transformación económica global. Su capacidad para automatizar tareas, generar contenidos y crear nuevos modelos de negocio está redefiniendo sectores enteros y alterando las dinámicas laborales y geopolíticas, presentando ante nosotros un horizonte inédito y lleno de oportunidades.

Según conclusiones recogidas en el informe “Sizing the Price” de PwC, la IA podría contribuir con hasta 15,7 billones de dólares al PIB global para 2030, lo que representa un incremento del 14% respecto al escenario sin IA. Y eso es solo el comienzo. En este artículo reflexionamos sobre el impacto económico que tendrá la IA hacia el horizonte del 2040.

¿Por qué la IA tendrá un impacto económico tan relevante?

El impacto económico de la IA se manifiesta principalmente a través de dos vías:

La primera de ellas es el aumento de la productividad. La automatización de tareas repetitivas y la optimización de procesos permiten a las empresas operar con mayor eficiencia. 

Por ejemplo, McKinsey estima que solo la IA generativa podría añadir entre 2,6 y 4,4 billones de dólares anuales a la economía global, impulsando el crecimiento de la productividad laboral entre un 0,1% y un 0,6% anual hasta 2040.

La segunda vía es la creación de nuevos servicios y modelos de negocio, ya que la IA facilita la innovación y el desarrollo de productos y servicios personalizados que generan nuevas fuentes de ingresos. 

Según PwC, de los 15,7 billones de dólares proyectados que mencionábamos en la introducción a este artículo, 9,1 billones provendrán del aumento del consumo debido a productos y servicios mejorados por IA. 

Sectores que liderarán el crecimiento impulsado por IA.

Aunque la inteligencia artificial está permeando de una forma u otra en prácticamente todos los sectores económicos, hay algunos que tanto por su adopción actual como por su proyección de aplicación en los próximos años tendrán un mayor crecimiento gracias a la IA.

Entre ellos destacan:

  • Sanidad y medicina: donde la IA permite mejorar el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, optimizar la gestión hospitalaria y personalizar la atención al paciente. 
  • Banca y finanzas: aquí la IA permite una mejor detección de fraudes, análisis de riesgos más precisos y una atención al cliente más eficiente, optimizando la operativa bancaria.
  • Industria manufacturera: la implementación de la IA en procesos de producción mejora la calidad, permite un mejor mantenimiento predictivo y aumenta la eficiencia operativa.
  • Retail y consumo: la IA facilita la personalización de ofertas, la predicción de la demanda y la optimización de precios en tiempo real, mejorando la experiencia del cliente y aumentando las ventas.
  • Educación: la IA permite el desarrollo de sistemas de aprendizaje personalizados, adaptando los contenidos y métodos de enseñanza a las necesidades individuales de los estudiantes (casos especiales, tutorías inteligentes, etc.). 

Impacto en el empleo: desafíos y oportunidades.

La automatización impulsada por la IA transformará el mercado laboral. Según datos del Fondo Monetario Internacional, el 40% de los trabajos se verán afectados por la IA, pudiendo llegar incluso al 60% en las economías más avanzadas.

En muchos casos, esos trabajos incorporarán la IA como una mejora que les permita aumentar la productividad, mientras que en otros ésta podrá encargarse de ejecutar tareas repetitivas y de poco valor actualmente realizadas por personas, lo que reduciría la demanda de personal.

Si bien esto podría llevar a que algunos puestos desaparezcan, también surgirán nuevas profesiones relacionadas con la IA, como ingenieros de prompts, auditores de algoritmos y especialistas en ética de IA. 

En este sentido, los gobiernos tienen un papel clave en la creación e implementación de políticas de formación y reciclaje profesional que permitan a los trabajadores adaptarse a estas nuevas demandas.

Competencia global por el liderazgo en IA.

La carrera por el liderazgo en inteligencia artificial es tanto una cuestión de innovación tecnológica como de equilibrios de poder a nivel geopolítico. A día de hoy, dos gigantes dominan la escena: Estados Unidos y China. Ambos países encabezan el desarrollo de la IA, aunque lo hacen con estrategias muy distintas.

Estados Unidos mantiene una posición dominante gracias a su ecosistema de innovación robusto, respaldado por una inversión privada que supera ampliamente a la de cualquier otro país. Gigantes tecnológicos como OpenAI, Google y Microsoft lideran la creación de los modelos tecnológicos que marcan el paso al resto del mundo. 

Además, iniciativas como el proyecto Stargate, con una inversión prevista de hasta 500.000 millones de dólares (según medios estadounidenses), buscan una mayor consolidación de la infraestructura de IA en el país.

Por su parte, China ha adoptado una estrategia centralizada, con un fuerte respaldo estatal. El gobierno chino ha declarado la IA como una prioridad nacional, impulsando su desarrollo a través de inversiones públicas y regulaciones favorables. No hay que olvidar que en 2017 China lanzó el “Plan de Desarrollo de la Nueva Generación de IA”, con el objetivo de convertirse en líder mundial en IA para 2030.

Europa, mientras tanto, intenta trazar un camino propio con un enfoque basado en la ética, la regulación y la protección de derechos fundamentales, tratando de equilibrar la innovación con valores democráticos. Sin embargo, la falta de inversión privada y la fragmentación entre países dificultan su capacidad para competir al mismo nivel que Estados Unidos o China.

En paralelo, otras economías emergentes también están tratando de posicionarse en esta carrera. India apuesta por convertirse en una potencia de servicios y desarrollo de software con IA; Israel destaca por su dinamismo en investigación y startups de ciberseguridad; Canadá invierte en centros de excelencia en IA como el Vector Institute; y los Emiratos Árabes Unidos avanzan rápidamente en la implementación de soluciones inteligentes en sectores como energía, transporte o administración pública.

Retos y riesgos del crecimiento acelerado de la IA.

El potencial transformador de la inteligencia artificial es incuestionable, pero su expansión también abre la puerta a una serie de riesgos que no pueden pasarse por alto.

Uno de los principales es la creciente concentración del poder tecnológico en manos de unas pocas grandes corporaciones. Empresas como Google, Microsoft, Amazon, Meta o Baidu están acumulando enormes cantidades de datos, talento y capacidad computacional, lo que les otorga una ventaja casi insalvable frente a actores más pequeños. 

Según datos de Stanford AI Index 2024, solo cinco compañías acaparan más del 60% de los modelos de IA más avanzados entrenados en el último año, lo que puede limitar la competencia, frenar la innovación y generar un ecosistema poco transparente.

A este fenómeno se suma la preocupación por el ensanchamiento de la brecha entre países desarrollados y en desarrollo. La IA, como toda tecnología de frontera, requiere de infraestructuras avanzadas, capital humano cualificado y acceso a grandes volúmenes de datos. Muchos países del sur global no disponen de estos recursos, lo que los relega a un papel pasivo o dependiente. Según la Comisión Europea, si no se corrigen estas asimetrías, la IA podría agravar aún más las desigualdades económicas internacionales.

En el ámbito técnico, otro de los desafíos más apremiantes es el de los sesgos y la falta de transparencia en los algoritmos. La IA aprende de los datos que se le proporcionan, y si esos datos están contaminados por prejuicios históricos, culturales o sociales, los modelos tienden a replicarlos o incluso amplificarlos. Esto se ha documentado en múltiples estudios que han mostrado sesgos de género, raza o clase en sistemas de selección de personal, atención médica o decisiones judiciales automatizadas.

Por último, destaca la ausencia de una regulación internacional clara y coordinada. Si bien algunas regiones, como la Unión Europea, han avanzado con propuestas pioneras como la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aún no existe un marco legal global que establezca estándares comunes sobre seguridad, transparencia, derechos digitales o uso ético de la IA. Y el riesgo no es menor, ya que estamos hablando de sistemas que ya hoy influyen en decisiones críticas como diagnósticos médicos, recomendaciones financieras o incluso sentencias judiciales.

Prepararse para el futuro es actuar hoy.

Está claro que la IA no es una tendencia pasajera, sino una fuerza transformadora que ya está redefiniendo la economía global. Las empresas que comprendan su potencial y se adapten estratégicamente estarán mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos asociados.

En Holistic Data Solutions ayudamos a las empresas a entender y aplicar la inteligencia artificial para generar ventajas competitivas reales. Si deseas explorar cómo la IA puede impactar positivamente en tu negocio, no dudes en contactarnos.

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